Patético trato planetario

Parece mentira como puede ser de destructor y mezquino el ser humano. En estos días, España es noticia porque la capital es un nido de polución a la que le acompaña de cerca Barcelona, es decir las dos ciudades más importantes de España, son a su vez las dos más contaminantes y a causa del clima que tenemos estos días, la polución se queda estancada y no desaparece, es decir que normalmente tiramos la mierda al exterior pero en estos días la mierda se queda en casa, lo cual deja muy claro la clase de personas que somos. España no es ni mucho menos uno de los países más contaminantes del planeta, pero allí está, y es lamentable que pudiéndose tomar medidas no se haga por intereses políticos y económicos. Existen alternativas a los coches de gasolina, pero evidentemente el petróleo es un material por el cual se pueden desatar guerras mundiales como para dejar de aprovecharlo. Entonces porque las noticias no destacan el poco interés de los políticos por mejorar el medio ambiente, pues porque también hacen negocio de este bien que con el paso de los años cada vez escasea más. Para que vamos a ponernos a fabricar coches eléctricos y generar puestos de trabajo pudiendo destruir empleo y el medio ambiente. Los humanos somos destructores por naturaleza y esta es una prueba más de que no nos merecemos estar en este planeta, que con el paso de los años nos da claras muestras de que está entrando en una fase crítica (con terremotos, incendios, maremotos,…) y nosotros nos dedicamos a seguir destruyéndolo sin freno y sin buscar ningún tipo de solución, bueno sí que se busca, explorar nuevos planetas para en un futuro trasladarnos allí y seguir destruyendo todo lo que nos rodea, porque tengo muy claro que dentro de cien o doscientos años conseguiremos instalarnos en otro planeta con muy buenas intenciones y que pasará lo mismo que en este, que “cuatro” ricachones hacen y deshacen a sus anchas destrozando todo aquello que nos rodea sin compasión y con el único objetivo de enriquecerse más y más, para que sus descendientes gasten esa fortuna en fuego de la chimenea porque poco más van a poder hacer porque el planeta está abocado al desastre total.