El circo.

Tras décadas sin pisar un circo cosa que evidencia que los años no pasan en balde, ayer fui con uno de mis sobrinos al circo y me gustaría compartir con vosotros la experiencia. Desde el punto de vista “niño” creo que es un acierto que intenten revivir un género que estaba bastante muerto, creo que es bueno que los niños crezcan habiendo pisado un circo puesto que sin quererlo enseña una serie de valores muy interesantes. Desde el punto de vista crítico que es el que me interesa decir que veo muchas cosas negativas, y vamos a empezar a enumerarlas. Primero de todo creo que un circo como el que he ido, que es un circo de pueblo, muy bonito pero lejos de ser una superproducción, creo que poner las entradas con precios elevados es un gran error puesto que no es lógico que un circo que consta de nueve filas de asientos (lo que demuestra ser un circo pequeño), no es normal que las entradas cuesten las no numeradas 18 euros y las siguientes sean 30 y las otras 60, dando como resultado que la función del “día hora punta” no había ni una cuarta parte del circo lleno, creo que es más normal poner las entradas a diez euros y conseguir llenarlo los cuatro días, pero bueno no soy contable ni organizador de eventos así que supongo que ellos sabrán lo que hacen. En cuanto a los animales me tengo que poner en contra de funciones con animales, por muy bien cuidados que pudieran estar, son animales lejos de su hábitat natural con la cual cosa ya me parece mal. Peor me parece el cruel negocio cuando pasan con una cría de tigre y lo acribillan con el flash a un precio de diez euros la foto, creo que el pobre animal está sentenciado a una muerte triste, y más triste es tener que hacer negocio con el pobre animal, pero bueno todo por la pasta. En resumen, creo que ha sido una grata experiencia quitando el detalle del uso de animales para divertir a la gente que creo que está obsoleto y el precio de las entradas que entorpecen lo que debe ser un gran espectáculo.