martes, 8 de septiembre de 2009

Que difícil es ser perro

Paseando por el pueblo a mi precioso Bulldog Francés me doy cuenta de los múltiples problemas que se encuentra a diario mi perro. Nada más salir de casa, los terribles cambios de temperatura que por la forma de ser de la raza es bastante molesto. A continuación paseo, una de las cosas con las que tiene que lidiar es con las botellas de cristal rotas de los incivilizados que hacen botellón y como son salvajes tienen que romper las botellas porque es más divertido, pero claro no son capaces de pensar que por allí pasan perros y niños pero bueno retrasados mentales de este estilo los hay a patadas, continuando con el paseo tienes que ir esquivando las “boñigas” de los otros salvajes que no las recogen, y que luego son los mismos que se quejan cuando pisan alguna, luego seguimos y puede darse el caso que pise un chicle, en los perros es bastante más molesto, porque no saben lo que es y se ponen nerviosos y si no te das cuenta y se lo quitas como puedes se pone duro y les hacen heridas. Por si todavía no había bastante, también tienen que esquivar las colillas que el 98% de los fumadores no son capaces de pisar, puesto que entiendo que las tiren al suelo porque las ciudades y pueblos no están adaptados a los fumadores, y creo que tampoco deberían estarlo puesto que fumas hoy por hoy es como una lacra y debería acabar desapareciendo, y lo digo con conciencia de causa puesto que soy ex fumador, pero mi perro no tiene la culpa de que no apaguen las colillas y esa colilla pasa dos o tres minutos hasta que se apaga, y si el perro lo pisa la herida me puede costar cara. En definitiva, creo que hay motivos más que suficientes para pensar que el paseo de un perro puede ser como ir a la guerra.

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